Monday, May 6, 2013

Ungida Dania Cortez...desde el Este de Los Ángeles, EE.UU.


Mi Testimonio
1ero. de marzo de 1997...
Desde niña mis padres me enseñaron a orar por las noches y a darle gracias a D-s por todo.  Conforme fui creciendo también fue creciendo mi amor por las cosas de D-s.  A la edad de 8 años, D-s, en su inmensa misericordia se digno a darme mi primer testimonio...

Photographer Josh Alonso
Miraba en una visión muy hermosa mi Iglesia, era un viernes en un servicio de consagración.  Recuerdo que tenía mis ojos cerrados y miraba una luz muy fuerte.  Aquella luz era de un color oro y miraba bajar una escalera del cielo.  Arriba de aquella se encontraba un personaje que me llamaba con los brazos extendidos hacia mi.  Fue en aquel instante que nació ese sentimiento precioso de pertenecer algún día al coro de mi Iglesia y llegar a ser ungida del Señor.  Es por esto que puedo testificar que D-s escuchó mis oraciones.

A la edad de doce años me bauticé, puesto que ya tenía el conocimiento de que era mi primer paso a la salvación y me preparaba para el momento que Él me llamara a su redil y dedicarle mi vida.  

A pesar de mi corta edad, escudriñaba las Escrituras con mucho afán y ayunaba y estaba en oración constantemente.  Es de esta manera que Él me visitaba en visiones y sueños, puesto que ya a mis 15 años quería dedicarle mi vida.  Aún así, quería esperar el tiempo de D-s y tomar éste importante paso conforme fuera Su voluntad.  

Así pedía yo testimonio de mi tiempo de dedicarle mi vida y un día ensayando en el coro sentí grandemente la presencia del Señor.  Estando yo de rodillas en mi cuarto y con mis ojos cerrados me miraba en la iglesia y lloraba mucho.  En eso miraba un personaje vestido de blanco, en sus manos cargaba una especie de luz muy brillante.  Él caminaba hacia mi y me ponía aquella luz sobre mi rostro.  Y allí terminó mi visión.

Hoy por hoy puedo decir que todos mis deseos se han hecho realidad.  El 1ero. de marzo cumplí 16 años y al día siguiente, el día 2 de marzo fue un día muy especial pues el regalo más grande que puede ser obsequiado para el hombre me fue otorgado, puesto que recibí el don de Su Unción en unos cultos de espera.

Le doy gracias a D-s por el Apóstol de Su Iglesia pues es un ejemplo vivo a seguir para nosotros los jóvenes de renunciación a este mundo y a todos los placeres pasajeros que ofrece...porque

¡Con Cto. somos más que Vencedores!
Que D-s tome toda la Honra y la Gloria...
Ungida Dania Cortez

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