Thursday, August 1, 2013

Predicador Juan Carlos Hernández desde San José, California EE.UU


Predicador Juan Carlos Hernández
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Pertenezco a la Iglesia de San José, California...

Hola gente que visita nuestra página, saludos de todos los siervos de D-s quien hizo los cielos y la tierra.  Quiero darle gloria al Padre, Hijo, y al E.S., por darme la oportunidad de pertenecer en su Iglesia.  Con mucho amor por su Pueblo, el Pueblo que guarda sus mandamientos, este es mi Pueblo en el cual soy tan feliz en esta tierra.

Quiero relatar un poco de mi vida para que todo el mundo conozca de las grandezas de nuestro Señor, Salvador J.C., en el cual no hace diferencia alguna de personas para aquel que quiere hacer la voluntad del Padre y que sin Él no somos nada en esta vida...
Cuando era niño mis padres me dieron consejo, sin embargo, no los obedecía y era rebelde con ellos.  Las cosas empeoraban por cuanto mi padre era un alcohólico y yo lo buscaba sólo para herirlo y culparlo de todo lo que me pasaba.  Ellos empezaron a batallar conmigo, puesto que era yo ya un jovencito de 15 años y quería vivir mi vida sin la dirección de nadie.  Más aún, no me daba cuenta que mi desobediencia traería consecuencias a mi vida.  El quinto mandamiento de la Ley de D-s, “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jah tu D-s te da”, era un mandamiento en el cual yo estaba faltando gravemente.  

Desde ese entonces comencé mi carrera en el mundo de pecado, puesto que quería vivir mi vida según mi parecer.  Me sumergí en el triste mundo de las drogas, pandillas, alcohol, y todas las cosas que desea esta carne pecadora.  A mis 22 años creí tener toda la felicidad del mundo, nada me importaba y lo que mis padres me decían se desvanecía en mis oídos puesto que entre más me exhortaban era más mi necedad y rebeldía.  Ya para ese tiempo, mi padre había dejado el alcohol por medio de la ayuda de un grupo de rehabilitación para alcohólicos.  Un día, algo extraño me sucedió.  Escuché dentro de mi interior una voz que me decía, “¡Sálvame, Yo soy tu Alma!”.  Después de ese extraño evento ya no pude seguir con mi vida de pecado.  Mi familia me echó a la calle.  Mis amigos me dejaron y vivía en las calles como un vagabundo sin rumbo. Mi vida estaba destrozada por la droga adicción y parecía que mi vida había llegado a su fin.

El Apóstol Pablo nos exhorta diciendo que “por no haber querido nada con D-s, D-s los entregará a una mente depravada para hacer lo que no conviene”.  Llegó el momento que por no querer hacerme responsable de mis actos le echaba la culpa a D-s y reñía contra Él.  Entonces toqué fondo, y me di cuenta en el abismo que me encontraba y decidí salir de Él entregándome y dedicándome por completo a su causa.  En el año del 2007, miré a unas personas vestidas de blanco predicando a un grupo de jornaleros en el cual yo me encontraba sentado.  Yo escuchaba la predicación de aquellas personas y sentí que algo tocaba mi corazón.  Entonces tuve el testimonio que aquellas personas de ropas blancas eran aquellos que “guardan sus mandamientos y llevan el testimonio de Jesús”.  Entre aquellas personas de blanco se encontraba el Supervisor Mayor Leonardo Suárez el cual D-s usó para que yo conociera este precioso evangelio.

Quisiera que este testimonio sirviera a toda la juventud de nuestra iglesia y pueda ayudar a ustedes, los nacidos en esta iglesia, a entender que el mundo el cual solo conoces de adentro hacia afuera, no vale la pena conocer.  El mundo esta lleno de maldad y de pecado.  El mundo es una fantasía y un engaño, él no trae nada bueno más que cosas que no edifican el alma.  A aquellos jóvenes que se encuentra en este momento en ese abismo de pecado, un consejo...  Cuando uno es joven, quiere uno comerse el mundo entero, sin embargo, es el mundo el que se lo traga a uno sin misericordia y algunos acaban sus vidas sin esperanzas y la verdadera felicidad se les va de las manos.

Hoy por hoy, soy bendecido con el reposo de su santo E.S en mí y la esperanza de aquel bendito mensaje:  Mi luz llenó tu alma.  Hoy habitarás entre mis santificados.  Se fiel.  Yo tengo tu corona.  Esta es la promesa que me mantiene vivo.  He renunciado al mundo por servir a Cto.  No me importa lo que pase, puesto que vendrán tribulaciones, hambres, persecuciones, y seré pasado por fuego, pero con el testimonio de Su promesa si persevero hasta el final.  Hoy diré como el Apóstol Pablo:  “Testificando a los Gentiles y a toda lengua y nación que procedamos al verdadero arrepentimiento”.  

Presentemente ostento el grado de Predicador por su gran misericordia.  He tenido el privilegio de conocer lugares tales como Las Vegas, Nevada, Nuevo México, y Colorado, llevando el mensaje de J.C.  Ahora pertenezco al Ejército Especial del Norte de California haciendo su obra por medio de la recaudación de ofrendas para ayudar a otros que se encuentran en la misma situación que yo me encontraba.  El Señor es mi vida, el todo de todo, y amo a esta iglesia como a mi propia vida.  Mi anhelo es de seguir hasta el final.

¡Joven!, J.C., es tan real como el aire que respiramos.  Entiende el misterio grande de D-s y conocerás lo que es el vivir.

Se despide el siervo del D-s el cual hizo los cielos y la tierra,
Predicador Juan Carlos Hernández