Ungida Cindy Gort...desde Bell Gardens, California EE.UU.

Mi Testimonio...
Cindy Gort

Primeramente le quiero dar gracias a D-s por la oportunidad de ser su sierva y tener el privilegio de su santa unción.  Le doy gracias a D-s por la dirección santa de su Iglesia dirigido por nuestro amado Apóstol Caesar Rivera junto con nuestro Obispo David Higuera...

Como llegué a ser sierva de D-s es una cuestión algo difícil de contestar puesto que siento que mi emprendimiento aquí en el camino comenzó mucho tiempo atrás...dicho esto quiero mencionar que "son muchos los llamados y pocos los escogidos"...

Artist Martita Contreras

Mis padres fueron misioneros por ocho años, desafortunadamente se apartaron cada cual su camino.  Mi madre tuvo varios testimonios de los cuales dos de ellos marcaron nuestras vidas.  Mi madre que tenía hepatitis fue sanada con la Sanidad Divina y el segundo fue mi nacimiento.  Al nacer, los doctores no daban esperanzas de vida, mas el Señor tuvo misericordia de mí.  En ese transcurso de tiempo, mi madre mantuvo la doctrina en su corazón y siento que por ello el Señor en su infinita misericordia nunca me dejó.

Aunque crecí fuera de la Iglesia, el Señor me visitaba...

En un testimonio que tuve miraba unas figuras que entraban al templo de Bell Gardens y vestían unas túnicas muy largas.  Ellos tenían el pelo muy blanco y largo.  Observaba que no caminaban en el suelo, sino que parecían flotar en el aire hasta llegar al púlpito.  Escuchaba que cantaban en un tono soprano muy alto, era algo hermoso.  Al llegar al frente pude ver que eran 12 personajes.  Cuando llegaban al púlpito se apartaban y se iban al lado.  Ya formados, una luz blanca y resplandeciente vino sobre ellos y cada vez aquella luz parecía más brillante.  Cuando aquella luz tocó el piso desperté.  Me levanté y pasé por el cuarto de mi madre donde la vi orando.  En sus ojos tenía lagrimas y su clamor era muy fuerte.  Antes de regresar a dormir, recuerdo que mi madre no quiso cenar y entonces le dije: "Si tu no cenas, entonces yo tampoco".  Entonces entendí que aún sin estar en Sus caminos, las dos en nuestra gran aflicción ayunamos.

Después de éste testimonio llegó mi llamado...

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El Señor me volvió a visitar, y esta vez para ser llamada a su redil.  Soñaba que estaba en un cuarto de una casa que esta al lado de la Iglesia de Bell Gardens.  Entonces miraba que una luz entraba por la ventana.  Yo salía del cuarto para ver que sucedía y empezaba a llamar en voz alta sí había alguien allí, y empezaba a angustiarme.  Entonces mi angustia iba en aumento y comenzaba a llorar.  Luego me detuve frente al internado de mujeres y allí caí al suelo, cuando de pronto escuché una voz fuerte de un hombre que me decía:  "¿Por qué lloras?".  Al escuchar a aquella voz mis lagrimas  se detuvieron puesto que no podía creer que había alguien en el campamento.

Nuevamente, me preguntó:  "¿Por qué lloras?".  Al sentirme sola y abandonada le respondí:  "Estoy sola, mi familia me dejó".  El me respondió:  "Ven, yo te llevaré con tu familia".  En ese momento levanté mi rostro hacia el lado izquierdo y miré unos pies con unas sandalias.  Mis ojos se iban elevando poco a poco y miraba a Aquel personaje con una túnica muy blanca y el rostro de Aquel no podía distinguirse entre aquella luz que resplandecía como el sol.  

Extendió Él su mano derecha hacia mi, y observaba que era transparente y bastante inmensa a comparación de la mía.  Tomaba mi mano y me levantaba, y Aquel personaje con su mano izquierda hacía un movimiento como si estuviera abriendo una cortina.  Entonces miré hacía donde Su mano se extendía y miraba a todos los misioneros bajo la carpa comiendo y compartiendo unánimes juntos como suelen hacer.  Y directamente frente a mí miraba a mi madre, hermano y hermana.  Junto con ellos notaba a un misionero con dos niños, uno en un brazo y el otro del otro formando un familia.  

La niña que estaba con aquel misionero corrió hacía mi, (como cuando un niño corre a los brazos de sus padres), la abrasé y entonces busqué a Aquel personaje para agradecerlo por la familia que me había dado pero ya no estaba allí.  En su lugar miré un árbol pequeño como un olivo y sentí un viento suave que soplaba y entonces vi una paloma blanca que volaba como en dirección al sol.

Al despertar, reconocí que el sueño era de D-s, y mi tiempo era ya...

Una cosa te digo...Si como yo naciste en la Iglesia del Señor y por razones estás afuera, No Tardes en Volver, que la Familia te Espera...porque...

¡Los que Son de su Pueblo, Él Nunca Olvida Ni Desampara!